En náhuatl, “xihuitl” significa turquesa. Cuando algo se describe como turquesa, la palabra “xihuitl” se coloca antes del sustantivo, por ejemplo, la serpiente turquesa se escribe “xiuhcoatl”, donde “xiuh” es la palabra modificada de “xihuitl” y “coatl” es la palabra para serpiente. La compañía se llama Xiuh por dos razones principales: Xiuhcoatl y los valores mesoamericanos asociados con el color turquesa. Xiuhcoatl jugó un papel importante en la mitología azteca. Xiuhcoatl contenía el poder del sol y fue utilizado por los dioses aztecas durante sus batallas.

La leyenda dice que un día Coatlicue (la Madre Tierra) quedó embarazada por una esfera de luz y plumas que descendió del cielo y aterrizó en su estómago.

Coatlicue y Mixcoatl (el Dios de las tormentas) tuvieron 400 hijos llamados Centzonhuitznahua y una hija Coyolxauhqui. Cuando los hijos de Coatlicue se enteraron del embarazo, decidieron matar al nuevo bebé para evitar que deshonrara a este padre Mixcoatl.

Sin embargo, cuando Centzonhuitznahua y Coyolxauhqui estaban listos para atacar, Coatlicue dio a luz, no a un bebé sino a un Dios adulto, Huitzilopochtli. Rápidamente tomó Xiuhcoatl y lo usó para luchar contra sus hermanos, pero no eran rival contra el Dios de la guerra.

Huitzilopochtli tomó la cabeza de sus 400 hermanos y los arrojó al cielo para crear las estrellas. Luego tomó la cabeza de su hermana y la colocó con cuidado para crear la luna. Finalmente, Huitzilopochtli ascendió al cielo y se convirtió en el sol, para repetir su victoria sobre la oscuridad todos los días en la eternidad.